03 abril 2007

Besos historicos Google

Nada como Google para una recapitulación de besos, beijos, kisses, bises y otros...

Y recogiendo las imágenes del web caigo sobre los póster que veis abajo del "Besatón" (idea a importar de Chile!!) Parece ser que el 26 de junio del año pasado el "Movimiento Unificado de Minorías Sexuales" invitó a un besatón frente al palacio de La Moneda a las 15 horas. No está mal como perfomance, una plaza llena de gente besándose!! Viva el "Besatón"!!















28 marzo 2007

Mi primer Beso

(13 de diciembre de 2006)

El otro día, cuando mi dragón me ofreció el espectáculo de nosotros - solos - en - el - restaurante - para - decirme - que - ya - estaba- preparado - para - estar - con - todo - este - armatoste - en - el - que - habito - y - acciono - y - que - habitualmente - llamo - yo, esa noche fui a recogerle. Como sucede últimamente llovía sobre Madrid, pero esta vez mansamente, con un llanto de emoción contenida y cálida.

Fui hasta su puerta, atravesando el barrio que no me había atrevido a volver a pisar. Le esperé en el coche expectante, preparándome para lo peor y para lo mejor, preparándome para recibir a la vida con todas sus consecuencias. Entró en el coche inquieto, tratando de mostrarse tranquilo, como si ayer mismo lo hubiera hecho. Me besó en las mejillas y miró de soslayo mi expresión de triste aceptación. ¿Qué pasa? Nada, cosas mía. ¿Qué no te he besado, verdad? Entonces, me besó tan tiernamente, tan profundamente, tan sinceramente como no lo había hecho nadie en mi vida. Fueron tres sorbos lentos de vida, de amor, de reconocimiento. Luego se separó despacio de mí, pero parte de él se fue derramando por mi garganta hasta mi corazón como un vino eterno que va llenando de experiencias la vida.

Quiero contar ese beso y otros mil besos de amante. Besos entre dos. Besos de una vida juntos.

(Hoy mismo)

No recuerdo mi primer beso. Han sido millones de besos. El Big Bang fue un gran beso cósmico. Tener consciencia del primer beso es experimentar la plenitud. Tener consciencia de un beso es tener consciencia de la eternidad. ¿Qué sientes cuando me besas? Yo siento a “la Tierra entera girar”, siento que me das el aliento, siento que la vida es una, eterna, feliz, llena de amor. Siento que mis labios son tus labios, que Dios ha unido lo que el hombre nunca debió separar. Recuerdo ese beso, mi primer Beso, hace sólo diez años. Hacía diez años que había cumplido veinte y tú hacía sólo dos. La luna nos miraba a escondidas detrás de las encinas, mi corazón se escondía en mi pecho a punto de estallar. Nos habíamos conocido dos días antes por un amante común, nos habíamos conocido dos vidas antes por alguna extraña razón que no nos deja todavía reposar. Reposar en un beso, ser conscientes de ese beso. La Tierra amaneció una mañana con un beso y desde entonces no ha dejado de girar…

Señor, no permitas que el hombre separe los labios de su amante, no permitas que otra mañana comience sin un beso.

Amen.

26 marzo 2007

Otra de esos besos históricos

Pues a mi el turno de rememorar esos besos históricos.

1. El que se recibe

Como dice Marisa
“Así que una cosa es el primer beso, ese que una entiende y se espera con anhelo dentro del ritual amatorio y otra, muy distinta, él que primero se recibe y que tiene más que ver con las circunstancias más mundanas.”
Mi primer beso, ese que se recibe, me costó unos cuantos años asumirlo. Tanto que hasta leer los besos históricos de Marisa se había perdido en mi memoria y como Proust, con su magdalena, remontó de un plumazo el recuerdo a la superficie.

Debía ser verano, debía tener unos 14 años. Comenzaba a intuirse esa esquizofrenia múltiple que me acompaña, porque a 15 años seguía jugando a las muñecas y leyendo a Kafka simultáneamente y con el mismo gusto.
Como de costumbre, una tarde bajo a jugar a casa, mi vecina del sexto. Estábamos en mi cuarto, mi madre andaba en la cocina, mis hermanos jugando por la casa. Mi amiga tenía un físico poco femenino, pelo corto, vestía como un chico y hasta sus gestos eran un poco masculinos. Justo mi opuesto. No recuerdo los preliminares, solo que encerradas en mi cuarto, con los sonidos de una casa de familia numerosa, ella se deshacía en argumentos para enseñarme a besar. Aparentemente no se trataba de amor, solo de unas clases de una amiga para evitarme el ridículo de no saber besar cuando llegara el momento oficial del beso verdadero. Tuvo que argumentar bastante, pero al parecer lo hizo bien, consiguió que por un momento mis complejos de culpa, se debatieran y perdieran contra la razón de sus palabras. Recuerdo que, entre el miedo de que alguien abriera la puerta y mi deseo de aprender, acabamos besándonos. Me explicaba que tenía que abrir más la boca, que la lengua tenia su rol, que la cosa tenia que durar un rato. Vamos una clase magistral, nos dimos unos cuantos morreos. Al día siguiente como si nada hubiera pasado, no hablamos más del tema.

Por mi parte ni con ella ni con nadie, tardé cinco años en contarle a alguien ese momento tan tonto. Seguramente más por el hecho de era una chica que por el hecho de dar un beso en la boca. No quería admitir que mi primer beso había sido con una mujer.Tardé unos cuantos años en no tener aprioris.


2. El oficial

Pasaron dos años, ahí si me acuerdo que tenía exactamente 16.
Estaba con mi mejor amiga, Marina, tomando un té en un sitio al que íbamos a menudo. Era diciembre, justo antes de navidades y en esos arrebatos propios de la edad, nos encontramos maquinando la Gran Mentira que contar a nuestros padres para irnos 5 días a Ibiza con unos amigos. A casa de su hermano que tenia 20 años. Felipe, su hermano, era mi amor platónico desde hacia varios años. Era un ser particular (lo sigue siendo) y mi amor por él no era un tema que podía tocar con su hermana, recelosa de nuestra amistad exclusiva. Así que, aun no me explico como, dada la suspiccion de mi padre, a la época, simplemente del echo de que no durmiera en casa, pero la primera Gran Mentira de mi vida pasó el filtro paterno. Oficialmente estábamos en Sepulveda, al lado de Madrid, en el chalet de una compañera de clase y supervisadas por los susodichos padres. Estábamos, en realidad, yéndonos a Ibiza en autobús y barco sin ni siquiera un dni.
Debía ser la tercera noche, como se hacia de noche muy pronto y no había gran cosa de abierto en invierno, hicimos un fuego de chimenea como las noches anteriores. Éramos seis, multitud para la intimidad necesaria a un primer beso. Sintiendo ambos ya las ganas, decidimos salir a dar un paseo nocturno hasta la playa, que estaba a 10 minutos. Se veía bien el camino de tierra por el que andábamos, había luna. Él sabia que era mi primer beso de amor e hizo todo para que no lo olvidara, esperó a besarme frente al mar y pasamos la noche besándonos bajo un faro, mirando las olas cobijados del viento por un muro de vieja piedra. El beso eterno deseado de niña. Recuerdo que cuando volvíamos, empezando a ser consciente del frio, pensé que yo era demasiado joven, que la vida nos separaría, que nos volveríamos a encontrar y se enamoraría de mí de nuevo. Una especie de premonición, 4 años después nos encontramos por “azar” y vivimos juntos 6 años. Aunque no nos vemos a menudo, sigue siendo como un hermano.


Gracias Marisa por este ejercicio de memoria ‘Masbeijica’, hace tanto tiempo que vivo en el presente que he desarrollado una especie de amnesia de mi pasado. Me resulta extraordinario que todavía pueda estar ahí y que un fragmento emerja, de pronto, de entre tantas experiencias olvidadas.





besos históricos

Me pregunto qué es la historia y qué son los besos. Hace poco, algún cercano freaky me hizo lo observación de que los besos en los labios, en la boca (a lo máximo que se podía aspirar con una compañera de catequesis), son de reciente creación. Surgieron con el cine… con la representación de la amor en el cine. Anteriormente un beso en la boca no tenía mayor significación que otro en la ceja o en la hendidura anterior a la barbilla. No me he preocupado en verificar si esto realmente era así anteriormente, si los labios no estaban en la cúspide del triángulo jerárquico del surgir de las hormonas… pero siento bonito pensarlo así. Tampoco me atrevo a preguntar esto a mi veterana abuela (93), interesarme por dónde le daba los besitos mi abuelo podría verificarle aun más las rarezas de su nieto.
Y la historia… la historia se construye hoy y mañana construiremos lo que pensemos que pasó hoy. No recuerdo limpiamente lo que fue mi primer beso habitado por una mínima pulsión. Esos besos que se pretenden a partir del momento en que se observa que alguna parte de tu cuerpo está desarrollándose más aceleradamente que, por ejemplo, un brazo. Ahora recuerdo algo. Pero no un beso. Recuerdo mi primer amor formal a eso de los once años. Dos días de noviazgo y un final de nombre femenino: la vergüenza. Nuestra prometedora relación fracasó porque su educación familiar le había dictado que son los hombres los que siempre deben dar el primer paso, incluyendo el primer beso. Esta niña tenía un poco de lo que ahora diría mala hostia y la vergüenza unida al miedo al rechazo hizo que en esos dos idílicos días no me atreviese a rozar ni su mochila. Claro, yo no sabía lo de su educación puritana y nuestra relación fracasó sin un roce labial. Primer fracaso de la serie. Moraleja: no confíes en los estereotipos, sobre todo en ese que dice que las niñas de colegios religiosos pueden ser un poco “ligeritas”.
Si he de elegir mi historia y construir el capítulo dedicado al primer beso he de remontarme más aun.
Verano en Lorca, 37º grados a la sombra (actualmente las temperaturas son un poco más altas en agosto) y una heladería. Hasta los ocho años pasé mucho tiempo con mi tía, encargada de la heladería por esas fechas. Si el invierno se caracterizaba por las continuas “bajadas” a “el campo” con mi tío para dar de comer a la mora, la jisca, y el nuevo (dos cabras y un cabritillo), el verano lo recuerdo por el frescor de aquella trastienda de gruesos muros que se ocultaba tras la heladería abierta al calor de la calle peatonal.
De martes a domingo yo hacía las 8 horas diarias de apertura (una más de insoportable observación de cómo se limpiaba al cerrar). Los lunes eran una fiesta, las tres de la tarde era la hora para montarse en el 127 blanco de mi tío José rumbo a la playa. 42 kilómetros y 55 minutos escuchando a la Perlita de Huelva. Si era un lunes especial (quizá mi tío había recibido algún besito esa noche) se marcaba el lujazo excesivo de pincharnos a Ana Reverte. Cuando sucedía esto creo que prefería estar en la heladería, así que volvamos a ella. Como he dicho, mi tía no era más que la encargada, una mandada, y es aquí donde comienza mi real y escogido primer beso.
Observaba como la perra de Manoli lamía su diaria tarrina de helado de leche merengada (esto es verdad, la perra murió ciega y gorda como una condenada), cuando ella entró en la heladería, avergonzada detrás de las faldas que le ofrecía su padre. Era la hija del jefe.
Pecosita y pelirroja como una zanahoria, con lo que esto supone de exótico a un niño de siete años que aun no ha conocido mundo. Yo no sabía quién era, pero había venido para quedarse. Las habilidades de mi tía como canguro y mi pequeña presencia y promesa como compañero de juegos habían hecho creer a sus padres que aquel sería un buen lugar donde dejar a su encanto todos los días durante un tiempo. Pude ser su compañero de juegos, pero también algo más. Jugábamos, discutíamos, incluso nos pegábamos, hablábamos sobre la perra de Manoli… sin saberlo éramos un matrimonio ilegítimo y también sin consumar. Así pasaron los días hasta el momento de la gran limpieza de final de verano. Cientos de envases de plástico en la trastienda y al menos tres neveras heladeras vacías. Mi tía empezó a guardar nuestros juguetes en una de ellas y esto hizo que con los días nosotros nos familiarizasemos con el acto de entrar a por nuestros muñecos. Dentro de estas neveras la temperatura era especialmente agradable a pesar de estar desconectadas. Un día (como buen matrimonio) pensamos en pasar un rato en una de estas neveras vacías. Así hicimos. Primero subir al sofá y más tarde escurrirse de frente hasta el interior del continente. Pero esta no era nuestra nevera de los juguetes y no teníamos demasiado que hacer allí dentro. Sólo nuestros cuerpos, que en total sumaban 14, frente a frente. Ella un polo de naranja, yo uno de chocolate. Nos miramos extrañados y cómodos, como solo pueden hacer los niños. Su piel blanca era atrayentemente desconocida y creo que ella pensó lo mismo acerca de mi moreno permanente. Así, creyendo que un polo de naranja y chocolate puede saber bien se juntaron nuestras bocas.

Primero una vez.

Luego, tras una pausa, repetidas veces hasta derretir aquella helada curiosidad.

Este fue mi primer beso. Ahora entro en las heladerías pensando en que quizá la belleza pueda surgir de una nevera helada lo mismo que Afrodita lo hizo de la espuma.

25 marzo 2007

Divina imagen, emociones y corporalidad




Profesorado invitado:
Carmen Arrabal
Artista plástica

Pablo Berzal
Arquitecto y artista multimedia

Carlos Cáceres
Artista plástico

Marisa Mancilla
Artista plástica

David Pastor
Historiador del Arte


Fechas: 13 al 15 de abril en horario intensivo

Lugar de realización: Facultad de Bellas Artes de Granada

Destinado a: Alumnado de cualquiera de los niveles de la licenciatura de Bellas Artes.

Presentación:

El objetivo del taller es recrear, poner de manifiesto una estructura interna en el proceso artístico y, por tanto, en el proceso de la creación artística. Mediante esta recreación se pretende mostrar a los participantes la relación entre el arte y el ser humano, y se pretende entender al arte como cualidad del ser humano.

La observación del proceso es la base del taller. Este estudio con base teórica y ejecución práctica, se realizará por medio de experiencias con la ralentización de los tiempos, la alteración en las referencias del individuo –y en su escala–, y fundamentalmente por medio del acto de hacernos presentes uno y a uno mismo, de presenciar lo que ocurre en el momento del arte, en el momento de la vida.

Divina imagen, emociones y corporalidad, hace referencia a este proceso, a estos tres momentos del arte, a su hecho físico y tangible, al mundo emocional que mueve al ser humano en su origen, creación y disfrute, y a la otra dimensión inmaterial del arte, al flujo y movimiento de aquello que nos hace observar la vida, la muerte, y la inmortalidad, la esencia divina, que late en nosotros y nos permite reconocer lo trazado.

El propósito es situar, mostrar e involucrar a los participantes frente a todo este proceso y mecanismos de un modo práctico, y provocar en cada uno de ellos una experiencia artística, un trabajo de taller, de modo que la experiencia establezca las bases de unos proyectos individuales o de grupo desarrollados posteriormente, fuera del ámbito temporal del propio taller.

Los resultados del taller se recogerán en un catálogo que registre los trabajos más interesantes de acuerdo con los planteamientos del mismo.


Estructura del taller:

El taller se realizará en tres días con horario intensivo comenzando a las 16,00 del viernes 13 de Abril, y finalizando a las 21,30 del domingo 15 de Abril.

VIERNES 13

16:00. Inauguración. Presentación. Marisa Mancilla.

Presentación de los profesores. Contextualización teórica del curso y objetivos a alcanzar.

17:00. Ejercicio: “Desnudo Emocional”

19:30. Planteamiento del enunciado del proyecto a realizar en grupos o individualmente a partir del taller.

21:30. Fin de la primera jornada.

SÁBADO 14

09:00. Presentación de David Pastor: “Divina imagen, emociones y corporalidad, tres momentos en el arte”

10:30. Proyección del documental: Venus-boyz.

11:00. Descanso

11:30. Ejercicio: “Cambio de Máscara”

14:30. Comida

16:30. Presentación de Carmen Arrabal: “Emotions. Divino Tormento”.

18:00. Sesión de trabajo con los proyectos de los alumnos

21:30. Fin de la segunda jornada.

DOMINGO 15

09:00. Presentación de Pablo Berzal: “La Imagen Divina”.

Contextualización del taller a través de trabajos propios (vídeo e instalaciones arquitectónicas) y obras de autores que a lo largo de la historia han buscado la imagen de la belleza como expresión absoluta y como fin último del arte.

10:30. Ejercicio: “La Imagen Dramática”.

12:30 Descanso

13:00. Presentación de las performances de los alumnos

14:30. Comida

16:30. Presentación de Carlos Cáceres: “Huida y contención. Divino error
”.

17:30. Revisión final de los trabajos de los alumnos

21:00. Clausura


re: after-arco

Emilio enviado por Susana el 02/03/2007

"Pues sí (efectivamente).

Camões, poeta de Portugal, poeta del amor, símbolo de nuestro día nacional, dice:
Amor é fogo que arde sem se ver,
é ferida que dói, e não se sente;
é um contentamento descontente,
é dor que desatina sem doer.
É um não querer mais que bem querer;
é um andar solitário entre a gente;
é nunca contentar-se de contente;
é um cuidar que ganha em se perder.
É querer estar preso por vontade;
é servir a quem vence, o vencedor;
é ter com quem nos mata, lealdade.
Mas como causar pode seu favor
nos corações humanos amizade,
se tão contrário a si é o mesmo Amor?

Así, puede que tengais razón, amigos del alma: hay que dejarse llevar.


Beijos, Besos. "

after-arco

Emilio enviado por Pablo el 27/02/2007

"Queridinhas,

Qué fuerte nuestro último abrazo de más que masbeijos, muchos muchos más así. Os echo de menos a cada una desde el instante siguiente al último beso… pronto juntos.

De este viaje he descubierto la existencia de los osinios, ya os contaré sobre su mundo, costumbres y cultura…

Gracias a la gran sacerdotisa del amor, sor B-Chanel-A, legionaria de amor, o quien quieras ser, pero sobre todo Carmen.

Gracias Marisinha, luminosa Marisinha, hermosa Marisinha

Gracias, Susana, bellísima Helena, seguimos inventando mundos, aunque la realidad siempre los supere en belleza.

Besos mis hadas

Beso aparte de honor para la inmensa Isabel Corazón."

Besos históricos

Enviado por Marisa el 03/01/2007

Besos históricos

1


Voy a viajar marcha atrás buscando el momento que según la gran tradición de cursilismo cotidiano de mi infancia, todos deberíamos guardar eternamente en la memoria con letras bordadas en hilo de oro y palomitas que enroscan sus plumas con anillos entrelazados. El momento en el que las penas se borran, los ojos hacen chiripitas, se paran los pulsos, se pasa de niña a mujer, el rayo de sol, togederforever y toda la pesca.

Me refiero al primer beso.

En todo hay diferencias y sobre todo divergencias que casi siempre se sujetan al capricho del destino o, en confianza, al de la jodida casualidad. Así que una cosa es el primer beso, ese que una entiende y se espera con anhelo dentro del ritual amatorio y otra, muy distinta, él que primero se recibe y que tiene más que ver con las circunstancias más mundanas.

En mi caso, los dos fueron un poco especiales en el sentido más ridículo y ambiguo del término por seguir con la estética de duralex y plexiglás.

Una mañana de verano me sacó de la cama una vecinilla del barrio de mi abuela. Era tempranito, lo sé porque la casa olía a tierra mojada y eso, en el mes de agosto en Maracena, sólo podía deberse al baldeo frenético de las aceras que las vecinas hacían a las claras del día. Una competición absurda para ver quien dejaba las ventanas, las puertas, los farolillos, las persianas de rejilla, los cristales, las macetas del jardín, los contadores de la luz, más frescos y relucientes de cristasol que ninguna. Un ritual que, desde el principio de los tiempos, se repetía sin descanso todos los días del año menos los que llovía torrencialmente (que eran muy pocos) y que había costado algún que otro susto y alguna que otra fractura debido al pulido histórico de tanta limpieza de aceras.

Ella tenía 12 años y era 4 y pico más grande que yo. Lo que significaba grandes diferencias entre ambas, sobre todo físicas. Por aquellos entonces yo llevaba el pelo corto como un chino. Era cosa de mi madre y de mi abuela que estaban convencidas que así se ponía más fuerte. Pero yo ya sabía que en casa había poco tiempo que perder y menos con mi pelo y que esa era la verdadera razón de mi Look a lo garçon. En contraste, mi vecina tenía el pelo largo y moreno y se peinaba con una cola muy alta en un lado de la cabeza. A mi siempre me ha parecido una moda extrañísima porque deja la cara en una simetría imposible. También se pintaba las uñas y se las dejaba largas. A mi me lo tenían prohibido. Mi abuela decía que eso tapaba la mugre, mi madre que yo era muy pequeña para esas cosas y mi padre, sencillamente, que era de guarras. Menos mal que la manicura nunca me llamó mucho la atención.
Mi vecina ya usaba sujetador hacía un año, tenía su propia colonia y se ponía minifalda. Yo tuve que esperar hasta los 14 para conseguir una mínima talla 75b y para librarme del bote de litro de S3. Esta claro que mis hormonas no han sido nunca unas maracas.

Aquella mañana la vecina zarandeándome con mucha prisa y sin ningún respeto, me dijo que tenía que ayudarla.
No le interesaba lo más mínimo si yo estaba o no dispuesta hacerlo, simplemente dijo !Levántate! que tengo que aprender a dar besos antes de esta tarde.

Os juro que no la entendí y medio dormida me vestí, no me peiné ni me lavé la cara, no me tomé el colacao con tostadas que mi abuela había preparado para las dos. Me arrastró de un brazo, cruzando la calle sin mirar y me llevó a su casa.

Resulta que ese verano un pavo de 14 años, hijo de emigrantes en Francia, pasaba las fiestas con sus abuelos, nuestros vecinos de al lado. Tenía la cara como el parque de Timanfaya -llena de cráteres- y la tarde de antes había estado tonteando con mi vecina de enfrente. Ella por supuesto ya había hecho planes de boda, embarazo y jubilación junto a Reni… (que le vamos a hacer si sus emigrados padres así decidieron ponerle). El caso es que la vecinita estaba empeñada en practicar conmigo antes del encuentro. Más que nada, para que gracias a su pericia amatoria, conseguida en un rato, el cántaro de la lechera que llevaba en la cabeza desde la tarde de antes no se le destrozara acabando con toda una vida en común.

Ya sea por amistad o por puro miedo -las bofetadas de la Encarni habían dejado más de un ojo morado en el barrio- no me quedó más remedio que dejarme.
Ese primer beso, en riguroso orden cronológico, fue un verdadero desastre. Y lo que es peor, encima, me llevé un señor bofetón por no querer abrir la boca como ella ordenaba.

Además de dos días, en plenas fiestas del pueblo, con la cara como un tomate que hasta me dejó el anillo marcado. Me amenazó con aumentar el rubor otros dos días más si le contaba a alguien lo más mínimo de lo sucedido. Eso si, mi querida vecina tuvo la amabilidad de responder, con mucha convicción, a la pregunta que yo le hacía entre moqueos y lloriqueos:
- Te ha tocado a ti porque vives en frente y porque con el pelo tan corto pareces un niño.
Al ratoncito Pérez, por mi segunda paleta, le pedí una peluca de tirabuzones y me trajo 5 duros y una pegatina de Campanilla… Otra imbécil sin tetas y con el pelito corto.


2

El primer “beso beso” me lo dio un compañero de clase. Desde entonces hace 20 años que somos amigos y además de una sana complicidad, compartimos nuestras diferencias en preferencias musicales, el gusto por la carne poco hecha y por las playas tropicales con caipiroska y cocotero.

Acababa yo de estrenar mi sujetador de la talla 75b y me habían invitado al cumpleaños de una compañera de clase. La misma que un mes y pico antes una noche que nos habíamos juntado a estudiar de pura urgencia cualquier maldito examen, nos confesó entre misterios que andaba por los “guesos” de uno de la clase.

La noche del cumpleaños yo llevaba, como de costumbre, pantalones. Estaba tan delgada que no me atrevía a ponerme otra cosa. Eso sí, esa tarde en un ataque de glamour colectivo, las amigas me habían prestado una camiseta con el cuello a lo barco de la que sobresalía el tirantillo de mi sujetador nuevo.
Estaba yo muy contenta y muy coqueta instalada junto a la mesa de los bocadillos en la punta más alejada de la habitación, cuando el listo que ponía música decidió que era la hora de las “lentas”. Para mis adentros pensé que la fiesta acababa de terminarse. Localicé con la mirada mi abrigo y a la amiga que vivía cerca de mi casa. Me tapé el tirante y me serví la penúltima sangría antes de largarme. Pero de repente, a alguien se le ocurrió apagar la luz del cuarto. Se oyeron risitas nerviosas, unas por aquí y otras por allí surgiendo y desapareciendo como luciérnagas.

Y el DJ que sube el volumen al límite de los altavoces (ya dije antes que era muy listo).

Un instante después entre protestas y silbidos volvía a encenderse la luz y todos reíamos un poco atontados. Con tanta confusión me pareció ver algunos cambios en la posición de los personajes. No tuve tiempo de preguntarle a alguien, no pude susurrarle suspicacias a ninguna amiga, ni enterarme de ningún sobeteo de nadie. No me dio tiempo a nada porque cuando quise acordar volvía a estar todo otra vez a oscuras y mis pies, por arte de magia, perdían el contacto con el suelo.

[…] Si, me llevaban en brazos a toda prisa por el pasillo entre risas y golpes contra las puertas. Como pude palpé a mi secuestrador y descubrí quién era (Susana lo conoce). Cargando conmigo se metió por la primera puerta que encontró abierta y entre penumbras, mientras los ojos intentaban acomodarse a la oscuridad, sin soltarme, se dejó caer en una cama mueble en una montaña de peluches y ropa para planchar.
No me sirvió de nada la experiencia con la vecina. De verdad que no. He de reconocer que por más atención que había puesto en las películas de dos rombos y por más preguntas impertinentes que pudiera haberle hecho a las amigas más experimentadas yo no tenía ni idea de como se daban los besos.

Estaba yo aprendiendo cuando súbitamente se encendió la luz del cuarto: Era la cumpleañera vestida de fiesta y pintada como una puerta que nos descubría y salía corriendo con la cara descompuesta.

Resultó que suspiraba por el mismo que exploraba mis encías y tenía la mano debajo de mi talla 75b.

Diez minutos después estaba en la parada del autobús con toda la pena del mundo sobre mis hombros. Imaginando que la del cumpleaños se suicidaba por mi culpa. Me sentía fatal. Me dolía el alma con aquella puñalada cruel que da el remordimiento adolescente. A la mañana siguiente ojerosa y con gastroenteritis por culpa del sofoco, mi mejor amiga de entonces, la que me había prestado la camiseta con el cuello de barco, en plena clase de literatura, me confesaba que al final del cumpleaños mi secuestrador había terminado dándose el lote con la cumpleañera. Parecía ser que para consolarla, aunque en opinión de mi amiga, lo había hecho porque era un cabrónasquerosohijodeputa que se aprovechó de la pobre mientras, paradójicamente (lo digo por lo de cabrón), me regalaba la primera cornamenta juvenil.

Cosas de la vida. A mi se me quitó el remordimiento de repente con mi preciosa corona, a pesar de no ser nada entre nosotros a parte de compañeros de curso. Se me apagó la pena en un acto de sanación milagrosa e instantánea. El dolor curó al dolor y me hizo volver a la realidad de los partidos de badminton, la lista de los verbos irregulares, las litronas y los porros detrás del gimnasio, las derivadas y los límites, la tabla periódica de los elementos, el seno y el coseno de pi y sobre todo mi triste talla 75b.


Desde entonces siempre he pensado que mi amigo era muy listo y que le iba a ir muy bien en la vida.

Tenemos Manifiesto

Emilio enviado por Marisa el 04/12/2006

"Propongo oficialmente este e-mail de Pablo como la introducción de un futuro manifiesto maisbeijano. ?Qué os parece?
Querido clon, eres muy grande.
Queridas/os todas/os, beijos a chorros."


"Queridas y amhadas,
he retornado de la Serenissima, y si me he enamorado. tenemos que volver a esa ciudad juntos. Tanta agua Carmen, que uno se olvida de la existencia de la tierra, todo fluye largamente, eternamente... Si la laguna no transforma al dragón, qué le va a transformar si no uno mismo, y los ojos del enamorado siempre descubren la belleza más escondida, allí es más fácil. Merz dejó grabado en el Guggenheim "Se la forma scompare la sua radice è eterna" y cuando la niebla hace desvanecer la ciudad lo entiendes perfectamente. Hace años el amor brotó en mi corazón al oír su voz, la reconocí al instante, cada vez que la vuelvo a oír es como si saltaran mil cerrojos en mi pecho "Si la forma se desvanece la raíz se hace eterna" y de ella brota una y otra vez un árbol hermoso, sobre el que las aves vienen a posarse a comer de su fruto, a descansar de un largo viaje. Una voz es una forma también, y desaparecerá, pero su esencia es eterna.
¿Existe alguna posibilidad de vivir sin amar? La inteligencia, el amor y la vida se funden de forma inseparable y de ellas brotan las formas, pero subyacen e forma eterna jugando con nuestros sentidos, a veces con nuestros sentimientos...

Besos, besos, besos..."

Ocurrencia

El nacimiento de los Masbeijos:
emilio enviado por Pablo el 09/11/2006
"Acabo de tener una ocurrencia, y por supuesto la voy a compartir. Nuestra secta debería llamarse MASBESOS y por supuesto practicar

besos"